(continuación)
4) Interpretación crítica y aporte de Madre Patria a RR.II.
A continuación expongo cómo Madre Patria contribuye (o dificulta) el análisis en RR.II., organizando la lectura en aportes y límites.
Aportes (qué aporta al campo de RR.II.)
- Pone en primer plano la política de la memoria como variable internacional: El libro obliga a considerar que los relatos históricos no son sólo debates internos, sino recursos que configuran alianzas, percepciones y políticas exteriores (ej.: reacciones a inversiones españolas, posicionamientos sobre temas culturales y migratorios). Esto es útil para estudios sobre reputación internacional y diplomacia histórica.
- Conecta historia cultural con estrategia geopolítica: Al señalar actores externos que habrían promovido narrativas negativas, el autor sugiere una línea causal entre propaganda y consecuencias geopolíticas, condición que merece investigación empírica en RR.II. (campañas informativas, redes de prensa, diplomacia pública).
- Recupera fuentes y testimonios difíciles de visibilizar en discursos convencionales: Su monumental recopilación documental (citas, anécdotas, casos) es valiosa como corpus para quienes estudian cómo circulan ideas entre Europa y América.
Límites y objeciones desde RR.II. (y desde la historia)
- Riesgo de teleología política en la selección de evidencias: Un problema metodológico habitual en ensayos revisionistas es la selección sesgada de casos que encajan con la hipótesis general. En RR.II. exigimos trazar mecanismos causales claros (quién, cómo, con qué instrumentos) y distinguir propaganda consciente de procesos culturales multicausales. Las afirmaciones de instrumentalización británica u otras potencias requieren archivo diplomático y análisis comparativo para ser robustas. Revisión crítica y contra-evidencia (por ejemplo trabajos que relativizan o niegan una «conspiración» de leyenda negra) deben ser parte del debate.
- Tensión con el enfoque postcolonial y de derechos humanos: Desde corrientes postcoloniales o de estudios subalternos, desacreditar en bloque las denuncias sobre violencia colonial puede verse como una minimización de injusticias reales. Un análisis de RR.II. serio necesita balance: reconocer instrumentalización de estereotipos sin negar hechos documentados de violencia y explotación. Aquí el pluralismo historiográfico es una condicionante para cualquier política exterior basada en «reconstruir» la memoria colectiva.
- Política práctica vs. reputación simbólica: desafíos para la política exterior: Incluso si la leyenda negra tuviera un componente propagandístico, la mera rehabilitación simbólica no garantiza efectos materiales (inversiones, alianzas estratégicas). Las políticas de reputación requieren recursos (educación, diplomacia pública, cooperación cultural) y deben medirse con indicadores empíricos. En términos de RR.II., hay un largo camino entre ensayo revisionista y cambio efectivo en relaciones exteriores. (Nye; soft power).
5) Implicancias prácticas para políticas exteriores (recomendaciones desde RR.II.)
Si un gobierno quisiera aprovechar el argumento de Gullo para fines de política exterior (restitución reputacional, fortalecimiento de lazos hispano-latino), algunas medidas coherentes serían:
- Diplomacia cultural activa: programas académicos, intercambio universitario, coediciones y exposiciones que proyecten visiones complejas del pasado (no solo apologías). (soft power).
- Investigación histórica comparada y transparencia archivística: abrir archivos bilaterales para producir historiografía crítica que responda a dudas y legitime narrativas públicas con evidencias.
- Comunicación estratégica multicanal: campañas internacionales que expliquen matices históricos (evitar polarizar en torno a “blanco/negro”). Esta es una política pública que requiere coordinación entre ministerios de exteriores, cultura y educación.
6) Conclusión (valoración académica)
Madre Patria funciona como un ensayo de activismo intelectual: recupera y organiza una narrativa alternativa a la que el autor considera hegemónica, y coloca la política de la memoria como variable estratégica de las relaciones internacionales. Desde RR.II. ofrece una plataforma fértil para discutir reputación, identidad y diplomacia cultural. Sin embargo, para incorporarlo como insumo de política exterior o historiografía académica rigurosa, sus afirmaciones causales (quiénes y cómo construyeron la leyenda negra y con qué efectos materiales concretos) demandan contrastación sistemática con archivos, estudios comparativos y debates historiográficos que velen por la complejidad y por las evidencias contradictorias. En suma: producto valioso para debate en RR.II., pero no un veredicto final sin más verificación empírica.
Ernesto R. Capoccetti